Semana Santa por Ordesa

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Semana Santa por Ordesa

Suena el móvil a menudo y aún son mensajes del grupo de washapp formado durante esta Semana Santa tan peculiar en cuanto a nieves y buen tiempo. Eso quiere decir dos cosas: que el grupo está activo y con «buena vibra» y que lo ocurrido durante esos días tardaremos en olvidarlo.

Ambas cosas son ciertas y es que mientras barajábamos una mala previsión meteorológica nos abrieron el acceso más común al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, directos al corazón, a la Pradera de Ordesa que había estado cerrada durante casi un mes por riesgo de aludes.

Las previsiones fallaron y el buen tiempo se adueñó del macizo casi todas las horas de los cuatros días, tan sólo la mañana del sábado la nieve hizo acto de presencia y fue para volver a cerrar el acceso más querido del parque que tan sólo había permanecido abierto durante dos días, lo justo para hincarle el diente.

Miércoles: Viajamos a Broto en dos coches, compañeros amables y abiertos, la cosa pinta bien para cenar en una pizzería ubicada en los márgenes del «Sena», eso diríamos días después.

Jueves: Comenzaron las pateadas, la primera rumbo al bonito Valle de Otal, joya del pirineo y menos frecuentado de lo que se merece. Siempre nos quedará aquella travesía sobre nieve profunda en un valle del silencio.

Viernes: Tocó la ruta de las rutas, Pradera de Ordesa hasta Cola de Caballo, el valle perfecto, la nieve era el decorado más bello que podíamos tener, aunque demasiado repleto de gente que aprovechaba su reciente apertura para visitarlo. Día caluroso y que nos tomamos con tranquilidad para alargar la jornada. Cena en Broto, descubriendo las hamburguesas.

Sábado: Era la jornada en la que nos tocaba ver el Cañón de Añisclo por la mañana pero la nieve caída nos impidió subir a Fanlo y tuvimos que dirigirnos a Ainsa. Ya sabéis bonito pueblo pirenaico entrada del parque y desde donde hicimos turismo para hacer tiempo a que el sol casi de Abril derritiera las nieves depositadas en la carretera que une Escalona y Fanlo. Por la tarde rumbo al valle tropical, como lo llaman algunos, a nosotros nos maravilló igual que la nieve depositada en sus fajas más bien haciéndose pasar por parajes de las rocosas americanas.

Domingo: Tocaba la última jornada y el sol de la mañana nos hacía presagiar que iba a apretar de lo lindo. Fuimos en busca del pueblo abandonado de Yosa de Broto y entretanto pasamos por Oto, (si ya, es un poco lioso, Oto, Otal, Broto). Ascendimos al despoblado y descubrimos el por qué lo abandonaron sus moradores, además de hacer un itinerario circular y pisar las últimas nieves de la temporada para algunos.

No os penséis que nos lo tomamos con los nervios propios de un domingo de vuelta de Semana Santa. Volvimos al hotel, nos dejaron ducharnos y comimos tranquilamente el último pollo que giraba en aquellas brasas de la orilla para coger el coche a las 17………

Por | 2018-04-04T09:41:52+02:00 4 abril 2018|Uncategorized|Sin comentarios

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